lunes, 9 de enero de 2017

Martes, 8, y primer día del viaje. Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora. La Nao Real, con arreglo a las Ordenanzas dispara tres cañonazos y uno el barco del almirante, señal convenida para que todos los navíos de la flota se den a la vela.
De la flotilla de barcos ligeros con que contaba la armada ya habían salido algunos la noche anterior para explorar el paso de Calais y señalar la derrota.
El navío del rey zarpa de Flessinga, a las cinco de la mañana, a poco trecho del barco del almirante que llevaba la delantera y seguido del resto de las unidades. Los súbditos del país de Zelanda habíanse reunido en los pasos, puertos y a lo largo de las dunas para ver pasar al rey. Todos estaban con el corazón oprimido, los ojos lacrimosos, lamentándose las mujeres por sus maridos, los hijos por sus padres, las muchachas por sus amigos, mientras las personas devotas no dejaban de elevar al cielo fervientes súplicas para que Dios librase a su buen príncipe de los riesgos de un mar tan porceloso.




CONTINUARÁ
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